Soy una hija de la gran... La verdad es que les tengo mucho miedo a las escaleras, pero el otro día me pasé un par de pueblecillos. De repente se nos antojó ali-oli, huevos caducados en la nevera, domingo, todo cerrado.
- Cuando salga con la "reputada mentalista", voy al Corte Inglés que es lo más cerca que está abierto. No sé si me dejarán entrar con ésta. Creo que sólo te dejan entrar con el perro en brazos. (Me repatea que me desprecien así. Ese "tonito", cuidemos las formas).
- Pues el otro día vi a Gallardón saliendo con el suyo andando.
- Ya.
Conseguimos entrar pero conmigo en brazos. Yo, feliz, porque no hay cosa que más me guste, que me lleven en brazos y chafardear en las tiendas. Pero claro, son 7 kilos y para "algunas" con cierta edad (no miro a nadie), pues resulto un poco pesada. El caso es que con "los huevos" ya en la mano y pagados debió pensar que daba igual que le dijeran nada y me dejó en el suelo. Pero hete aquí, que había que subir escaleras otra vez. Y la monté. Al llegar a casa:
- Joder con la "reputada mentalista", no le ha dado la gana de subir las escaleras. Se ha espatarrado en el suelo y no ha habido manera. Encima se ha puesto a gemir, todo el mundo mirando, yo muerta de vergüenza, total que en brazos otra vez con tal de desaparecer. Me "caguen" su madre, con lo que pesa.
No me gustan las escaleras en las que veo el precipicio abajo. Pero tampoco me preocupa nada, porque las escaleras que me interesan las subo cual gacela.
