Hace un frio en Madrid de mil pares de narices y yo soy friolera de toda la vida, con deciros que duermo dentro de la cama. En casa, con esto de la crisis, no es que pasemos mucho calor que se diga. Como no tenemos calefacción central, funcionamos con el aire acondicionado en modo "sol" en el mando. O sea, una mierda de calor y con restricciones porque no siempre está encendido para no gastar.
Lo peor es cuando llega la hora de salir a la calle y se empeñan en ponerme el "abriguito". Lo odio. Me tienen que perseguir por toda la casa para ponérmelo. Dicen que es muy mono y que voy muy guapa. Una leche. Para mi es como una camisa de fuerza. Me da una verguenza que me muero cuando voy andando por la calle. Agacho la cabeza para pasar desapercibida. A algunos osados se les ocurre comentar "mira que mona va", una mierda "pa" ellos. Perdón por lo mal hablada que estoy siendo pero es que el puñetero abriguito me supera.