viernes, 23 de septiembre de 2011

Collar Isabelino...

Así estoy. Y pensar que todo empezó con un simple "creo que a Nora le huele un poco la boca". Y en unos meses, pasó a:

- Igual hay que hacerle una limpieza de boca porque está alcanzando un grado de tufo importante.
- Ya. Es un pastón porque lo que cobran es la anestesia.
- Pues ya que le tienen que anestesiar, ¿porqué no aprovechamos y que le quiten ese "granito" de la espalda? Total, tarde o temprano habrá que quitárselo. A tenor de la raja que me han hecho, de "granito" nada.

A la cicatriz no llegaba ni con la pata ni con la boca. Al tercer día, después de practicar el descoyunte de cuello, llego con la boca. Collar Isabelino, con dos cojones. Y me pasa una cosa que nadie se lo explica y es que me quedo como si me hubiera dado un aire y me hubiera convertido en estatua. Le echo un cuento de narices. De repente alguien ha dicho, "creo que ahora está practicando con la pata de atrás, igual hay que empezar a ponerle el Isabelino en plan falda" Horroooooor....

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Rufo...


Otro conocido mio. Rufo va a su bola, no le importa nada ni nadie. Más bien las "conocidas" son las jefas. La mia, no es que sea íntima de nadie, pero "se saluda" con algunos. No sé que me pasa con los "hombres de mi condición" que lo primero que hacen cuando me ven, es pis. Produzco un efecto diurético inmediato.

Hoy un señor me han llamado "perrito de mierda" en la calle, desde luego lo que hay que aguantar.  He pensado para mis adentros: "tú que tal una duchita? Más que nada para quitarte esa grasilla del pelo, que hace muy feo, hombre." Yo soy consciente de que acumulo mucha mierda pero al menos soy limpia de mente. ¡Diosmío qué amargura de gente, con lo fácil que es "vive y deja vivir"! La "Grissom" se ha mordido las uñas de los pies para no contestar mal. Además soy PERRA, no hace falta ser Einstein para percatarse. Mejor me callo, no me vayan a poner pendientes en las orejas.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Huerta...




Hemos ido a pasar el día a Huerta, Segovia, a casa de unos familiares. ¡Qué envidia de la buena! Tendría un trozo de jardín para mi sola. Eso sí, sin niños pequeños. El problema es que nos asustamos los dos, el niño grita, llora, y yo ladro como si estuviera llegando el fin del mundo. Y en estas estábamos, cuando apareció mi tocaya, la de la foto. Se llama como yo y es mona la muy cabrona. No me dejo eclipsar tan facilmente.

Sin que nadie se diera cuenta, me he tomado alguna mosca de aperitivo.